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Introducción
La educación, tal y como la conocíamos, ya no es la misma pues tanto los intereses de los estudiantes como los métodos de enseñanza han sufrido pequeños cambios con el tiempo. Ahora todo el proceso de aprendizaje y enseñanza está más asociado a la tecnología, al menos en comparación con lo que eran estos procesos hace unos 30 años atrás. Sin embargo, algo que no ha cambiado, por más tecnología que tengamos ahora, es el hecho de planificar bien un curso antes de impartirlo.
Además de esto sabemos que la planificación es una de las partes más importantes del proceso de enseñanza pues ayuda a mantener un orden en la secuencia de clases impartidas y permite al estudiante ir aprendiendo poco a poco acerca del tema. No es eliminar al cien por ciento lo que es la improvisación o la creatividad, que sabemos que en estos casos es importante, sino que es más bien la oportunidad de hacer todo el proceso de manera ordenada. Esto representa un gran beneficio tanto para el estudiante como para la persona que imparte las clases.
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Podemos decir entonces que planificar un curso es como cuando nos preparamos para crear una comida especial. No podemos simplemente añadir los ingredientes en el orden que sea y sin cuidado alguno sino que hay que hacerlo de manera cuidada. Además de esto los ingredientes deben ser de calidad pues no queremos que alguien sufra una indigestión. Pues es lo mismo en el caso de la planificación de un curso, debemos preocuparnos por tener los mejores ingredientes y el saber mezclarlos es el secreto para obtener el resultado deseado.
A continuación hablaremos un poco acerca de esa planificación de forma más detallada.
¿Qué elementos debo cuidar en la planificación de un curso?
Existen algunos elementos claves que nos ayudarán a ordenar todas nuestras ideas y hacer de este curso uno efectivo.
Los objetivos
Estos representan el “por qué” de nuestro curso, es la meta que se quiere alcanzar, lo que se quiere lograr en cada clase impartida. Sobre los objetivos es que se construye entonces toda la planificación. Los objetivos pueden ir orientados a la transmisión del conocimiento, a las actitudes y los valores o al desarrollo de algunas habilidades. Para elaborarlos de manera correcta es necesario conocer todo acerca de ellos, es por eso que veremos los dos tipos de objetivos en los cuales nos debemos enfocar.
Objetivos generales:
Normalmente es un solo objetivo general por curso pues es esa meta final que se quiere alcanzar. Por ejemplo, en un curso de computación o informática, el objetivo general del mismo puede ser que los estudiantes, al finalizarlo, puedan ser capaces de hacer actividades propias de este rubro. Esto es válido al menos en caso que el objetivo esté orientado al desarrollo de alguna habilidad profesional. Este objetivo debe estar claro desde el principio, no podemos irlo “descubriendo sobre la marcha” pues esto sería como construir una casa y no comenzar por sus bases.
Objetivos específicos:
En este caso sí existen varios pues son esos pequeños avances que vamos a hacer para que el objetivo general sea alcanzado. Cada clase o impartición debe tener, al menos, un objetivo específico. Siguiendo el ejemplo del curso de informática, un objetivo específico puede ser que en la primera clase el participante pueda conocer las partes de un computador. En la segunda clase ya sería aprender a encenderlo e iniciar alguna tarea en el mismo y así, poco a poco en cada clase, el participante irá alcanzando objetivos específicos y, al final del curso, ya habrá alcanzado el objetivo general.
Podemos comprender entonces la importancia de definir estos objetivos desde antes de iniciar el curso, así iremos guiando a los participantes del mismo, paso a paso, en todo el proceso de aprendizaje.
Los contenidos
Los contenidos son la sustancia, el alimento, el cómo y de qué manera los participantes van a alcanzar sus objetivos específicos. A diferencia de estos, el contenido tiene como base nuestra propia experiencia de aprendizaje y nuestro conocimiento de la materia. Los contenidos deben ser fáciles de comprender e ir avanzando en ellos de forma gradual sin sobre cargar de información al participante.
Además de esto los contenidos deben impartirse en el mismo lenguaje de los participantes. Por ejemplo, un contenido para adolescentes no se imparte de la misma manera en la que se impartiría a niños de edad pre escolar. Es aquí donde entra la creatividad de quien imparte el curso pues de debe buscar la estrategia correcta. En la actualidad se utiliza mucho material audiovisual digital. Por ejemplo videos o diapositivas que muestren el contenido de forma más interesante para el estudiante.
Lo importante aquí es el poder dividirlos de forma tal que cada clase esté completa y que, al finalizar todo el proceso, el estudiante haya recibido toda la formación necesaria para ejercer lo aprendido.
Las estrategias de evaluación
Son esos recursos, métodos o técnicas que se utilizan para comprobar que el participante ha recibido correctamente el contenido y ha alcanzado el objetivo establecido. Es una parte muy importante de la planificación de un curso pues es lo que nos ayuda a saber si se alcanzará, al final del camino, el objetivo general.
En este sentido podemos decir que entre las estrategias de evaluación están las siguientes:
Por observación:
Donde el docente puede notar en cada clase las habilidades adquiridas por el estudiante. Así puede ir orientando a cada participante de forma directa.
Por simulación:
Es cuando se preparan situaciones que se podrían presentar en el futuro. Así se podrán observar las habilidades y destrezas que el participante ha adquirido en cada clase impartida.
Por formulación de preguntas:
Aquí el participante tendrá que responder una serie de preguntas referentes al tema de estudio, así se comprueba que se ha recibido correctamente la información esencial para ejercer lo aprendido.
Por entrevista:
Se realiza una charla entre el estudiante y quien imparte el curso con la idea de verificar los valores, aspectos y actitudes en relación con el análisis crítico y la toma de decisiones. Además se podrá comprobar si el participante ha comprendido los temas complejos de la materia impartida.
